Bajo Bolsonaro, las empresas estatales abandonaron su función social y ganaron con la crisis
El 2021 fue un año de ganancias récord para las grandes empresas estatales brasileñas. De las cinco principales empresas controladas por el gobierno –Petrobras, Eletrobras, Banco do Brasil, Caixa Econômica y Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES)–, al menos tres de ellas –Petrobras, Banco do Brasil y BNDES– tuvieron el año pasado los mejores resultados contables de su historia.
Solo Petrobras obtuvo más de R$ 106 mil millones de ganancias, 1.400% más que en 2020. La ganancia fue impulsada principalmente por la suba del precio del petróleo en el mercado internacional y por la transferencia directa de ese aumento al precio de los combustibles vendidos en Brasil.
El comportamiento de la empresa, asimismo, tuvo efectos colaterales para la economía brasileña: elevó el precio de la gasolina un 46% durante 2021, lo cual contribuyó a que la inflación cerrara el año pasado por encima del 10%, algo que no ocurría desde 2015.
El jueves 10, Petrobras anunció un nuevo reajuste en los precios de los combustibles, el mayor en más de un año. La noticia originó filas en las gasolineras, generó quejas de camioneros y planteó un interrogante: ¿vale la pena tener una empresa estatal tan rentable y, al mismo tiempo, pagar una gasolina tan cara?
Para los economistas escuchados por Brasil de Fato, la respuesta es no.
“Las ganancias están aumentando a costa de la población”, dijo Eric Gil Dantas, del Observatorio Social de Petrobras (OSP). “Cuando hablamos de combustible, no solo nos referimos a un tipo que tiene una Land Rover. Estamos hablando de trabajadores que se verán imposibilitados de cumplir con sus funciones, como conductores de aplicaciones, y una serie de otros efectos indirectos”, detalló.
La función social de las empresas estatales
Para Dantas y otros economistas, por ser una empresa estatal, Petrobras también debe cumplir una función social. En su caso específico, la empresa necesita trabajar para que los brasileños tengan garantizado el suministro de derivados del petróleo en tiempos de crisis, como la creada por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Esto, sin embargo, no se ha hecho. Desde 2016, cuando adoptó una nueva política de precios a favor de la rentabilidad, la empresa redujo las inversiones en refinerías y vendió plantas de producción de combustibles. Esto aumentó la dependencia del país en relación a las importaciones de gasolina y diésel, dejándolo más vulnerable. El costo de esta vulnerabilidad se hizo evidente con la guerra y la disparada del precio del petróleo.
“Una empresa estatal tiene una doble naturaleza. Como empresa, debe generar ganancias, pero también debe participar del proceso de soberanía nacional”, destaca William Nozaki, profesor de la Facultad de Sociología y Política de São Paulo (Fespsp). “En el caso de Petrobras, hay un desequilibrio entre esos dos lados de la balanza”, agrega.
Según Nozaki, por cierto, no fue solo Petrobras la que redujo esfuerzos para cumplir su función social. Otras empresas estatales también lo hicieron, incluso cuando obtuvieron ganancias récord durante el año pasado.
Banco do Brasil
El Banco do Brasil (BB) logró una ganancia récord de 21 mil millones de Reales durante 2021. Un resultado tan demostrativo que es casi tan bueno como el de Itaú y Bradesco, que ganaron R$ 26 mil millones cada uno y también tuvieron el mejor año de su historia.
Según Simone Deos, profesora del Instituto de Economía de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), esta alta rentabilidad del sector bancario está ligada, entre otras cosas, al aumento de la tasa de interés básica de la economía brasileña, la Selic.
Buscando contener la inflación, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central elevó la tasa del 2% anual al 9,75% anual en 2021. Esto provocó que aumentasen los intereses de los préstamos otorgados por las entidades financieras y, en consecuencia, aumentaran sus ganancias.
Deos dijo que este movimiento de transferir el costo del crédito es común en el sector bancario brasileño. El Banco do Brasil, sin embargo, es un banco estatal, con más del 50% de sus acciones bajo control de la Unión. Para la profesora, debería actuar de otra manera, ya que no es beneficioso para la economía brasileña que BB se comporte como el Itaú.
“El Banco do Brasil es una institución con la mayoría de su capital en manos del Estado”, explicó. “No tiene sentido que opere contra la propia economía nacional para obtener ganancias extraordinarias”, defendió.
Según la estadística de intereses realizada mensualmente por Procon-SP, el Banco do Brasil cobraba, en enero de 2021, intereses del 5,73% mensual –más del 95% anual– sobre sus préstamos personales. En diciembre ya cobraba el 5,97% mensual, más del 100% anual.
En el mismo diciembre de 2021, el banco de capital privado Safra cobraba un interés del 5,9% en sus préstamos personales. Es decir, intereses inferiores a los cobrados por el BB.
BNDES y Caixa
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) también obtuvo ganancias récord el año pasado. Fueron R$ 34,1 mil millones – 65% más que el año anterior.
La Caixa Econômica Federal, por otro lado, obtuvo R$ 17,3 mil millones, lo que no es el mejor resultado financiero del banco. Sin embargo, teniendo en cuenta los años 2019 a 2021, la Caixa tuvo la ganancia acumulada más alta en tres años de su historia: R$ 51 mil millones.
Este período coincide con el inicio del Gobierno de Jair Bolsonaro (PL). Bajo la nueva administración, el banco dejó de implementar el programa Minha Casa Minha Vida, que finalizó en enero de 2021 y que otorgaba financiamiento subsidiado para la compra de viviendas populares.
También durante el gobierno de Bolsonaro, BNDES dejó de otorgar préstamos subsidiados a empresas con el objetivo de impulsar el crecimiento del país. Este comportamiento incrementó su rentabilidad.
Según el profesor Nozaki, el movimiento de los dos bancos indica que han reducido su papel como agentes de política pública, volcándose hacia visiones estrictamente comerciales.
Un proyecto de gobierno
Nozaki, por cierto, afirmó que esta reducción del papel social de las empresas estatales y públicas durante la gestión de Bolsonaro es una política de gobierno. En línea con los puntos de vista liberales sobre la economía, el gobierno de Bolsonaro ha celebrado las ganancias de las empresas estatales como si fueran la principal medida de evaluación de su gestión. Y no lo son.
El economista Luiz Gonzaga Beluzzo afirma que esta es una visión monetaria y limitada para abordar a las empresas estatales. Admite que, por ser empresas, tiene sentido que obtengan ganancias. Sobre esto, recordó que esa ganancia es fundamental para que tengan recursos para inversiones.
Para Beluzzo, el principal objetivo de una empresa estatal es fomentar el crecimiento de la economía nacional. Esto sucedió en Brasil, con éxito, principalmente de 1930 a 1980, afirmó. Hoy, ese papel está prácticamente olvidado.
Beluzzo subrayó, sin embargo, que la visión limitada del papel de las empresas estatales favorece a uno de los objetivos de este gobierno: venderlas. “Lo que tenemos es un intento de preparar estas empresas para ser privatizadas”, dijo. “En Petrobras, esta furia en la búsqueda de presentar utilidades y pagar dividendos, tiene que ver con atraer inversores privados, tal como [ocurre en] Eletrobras”.
Eletrobras
En el caso de Eletrobras, está en marcha el proceso de privatización. Bolsonaro ya sancionó una ley que autoriza la venta del control accionario de la empresa. El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) y la asamblea de accionistas de la empresa estatal ya aprobaron la venta.
Eletrobras todavía no anunció el resultado consolidado del último año. Sin embargo, hasta septiembre, todos los resultados trimestrales de la compañía apuntaban a un importante crecimiento de su ganancia neta frente al resultado de 2020.
En el segundo trimestre de 2021, por ejemplo, Eletrobras tuvo una ganancia 601% superior a la del mismo período del año anterior. En el tercer trimestre de 2021 frente al de 2020, el incremento fue del 69%.
En un año de escasez hídrica, la factura de la luz aumentó más de un 21% durante 2021, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Considerada un insumo universal, al igual que el combustible, la electricidad también tuvo un enorme peso en la inflación del año.
Las empresas estatales responden
Petrobras informó que, en 2021, la empresa transfirió a la sociedad brasileña alrededor de R$ 230 mil millones en dividendos a la Unión e impuestos a los gobiernos federal, estaduales y municipales. “Cuantos más recursos genera la empresa, más le devuelve a la sociedad”, afirmó.
La empresa, sin embargo, no se pronunció sobre su política de precios ni contestó las indagaciones sobre el cumplimiento de su función social.
Tras el reajuste de gasolinas y diésel anunciado la semana pasada, el propio presidente Bolsonaro, que elige al presidente de la empresa, criticó a Petrobras. “Petrobras demuestra que no tiene ninguna sensibilidad hacia la población. Es Petrobras Fútbol Club y que exploten los demás”, dijo.
El Banco do Brasil informó que, a pesar de tener al gobierno como accionista mayoritario, es un “banco de mercado” y “opera en un segmento altamente competitivo en igualdad de condiciones con las instituciones privadas”.
Según el banco, sus utilidades vuelven a la Unión en forma de dividendos u otras remuneraciones. En 2021, todo eso sumó R$ 3,9 mil millones. Además de ese valor, el banco recaudó R$ 12,7 mil millones en impuestos federales, estaduales y municipales.
Sobre el aumento de la tasa de interés que cobró el banco en 2021, el banco dijo ser “competitivo” y destacó que contribuyó al “crecimiento de la economía de Brasil y mejoró la calidad de vida de los brasileños”.
El BNDES informó que, de su ganancia de R$ 34 mil millones, ya transfirió R$ 8,7 mil millones a la Unión. Además, transfirió otros R$ 4,9 mil millones en dividendos relativos al ejercicio 2020, R$ 63 mil millones en liquidación anticipada de obligaciones, R$ 12,8 mil millones en pagos ordinarios y R$ 10,5 mil millones en impuestos.
El banco destacó que eliminó la política de otorgar créditos subsidiados a las grandes empresas, ya que eso provocaba “efectos colaterales que van mucho más allá del empeoramiento de las cuentas públicas o problemas en la reputación”. Aun así, el BNDES destacó que es uno de los mayores bancos de desarrollo del mundo y, hoy, el principal instrumento del gobierno federal para financiamiento de largo plazo e inversiones en todos los segmentos de la economía brasileña.
“En apoyo a la lucha contra la pandemia [de covid-19] y sus efectos en la economía, el banco fue responsable de irrigar más de R$ 200 mil millones en recursos para la sociedad, de los cuales R$ 92 mil millones fueron para miles de pequeñas y medianas empresas brasileñas”, informó el banco.
La Caixa Econômica Federal no hizo comentarios.
Eletrobras tampoco, porque se encuentra en un período de silencio, ya que debe divulgar su balance anual este viernes 18.
El Ministerio de Economía informó que la Unión ya recibió aproximadamente R$ 33 mil millones en dividendos de empresas estatales referentes a las ganancias obtenidas en 2021: R$ 2,7 mil millones de Banco do Brasil, R$ 3,5 mil millones de Caixa, R$ 8,6 mil millones de BNDES y R$ 18,2 mil millones de Petrobras. “En cuanto a las demás empresas, los valores solo se obtendrán después de la aprobación en asamblea y la divulgación de los resultados por parte de la empresa”, agregó.
El Ministerio no quiso pronunciarse sobre el papel social de las empresas estatales.
Publicação de: Brasil de Fato – Blog